En la previa del encuentro entre Independiente y Rosario Central, la Policía Bonaerense desplegó un importante operativo que culminó con la detención de un numeroso grupo de barras bravas vinculados a Pablo "Bebote" Álvarez, ex líder de una facción disidente de la hinchada del "Rojo". La detención se produjo en la zona de acceso al estadio, en un intento por evitar posibles incidentes y enfrentamientos con la barra oficial.
Detención preventiva y cargos
Según fuentes policiales, las detenciones se llevaron a cabo en la bajada de Los Siete Puentes, punto estratégico que conecta con la calle Alsina. Los detenidos, pertenecientes a la facción autodenominada "Los Diablos Rojos", fueron trasladados a la Comisaría Número 1 de Avellaneda. Se les imputan cargos por "intimidación pública y promoción del desorden en el marco de espectáculo deportivo", en aplicación del artículo 5 de la ley del deporte, que sanciona la instigación o promoción de grupos violentos.
Refuerzo de la seguridad y prevención
Ante la amenaza latente de disturbios, las autoridades decidieron ampliar el operativo de seguridad, elevando el número de efectivos policiales de 450 a 570. El objetivo principal era disuadir cualquier intento de alteración del orden público y garantizar la seguridad de los asistentes al partido. La decisión de reforzar la seguridad se tomó tras los incidentes ocurridos el 20 de agosto en el partido frente a Universidad de Chile, que derivaron en la aplicación del derecho de admisión a los líderes de la barra oficial, impidiéndoles el ingreso al estadio.
Enfrentamientos y heridos
Durante el operativo de detención, se registraron algunos enfrentamientos entre los barras y la policía, lo que resultó en cuatro heridos por disparos de balas de goma. Los heridos fueron trasladados al hospital de Avellaneda, donde uno de ellos debió ser intervenido quirúrgicamente.
Antecedentes y tensiones internas
La detención de "Bebote" Álvarez y su grupo se produce en un contexto de fuertes tensiones internas en la barra brava de Independiente. Álvarez, quien fuera líder de la hinchada, había anunciado su intención de recuperar el control de la tribuna, lo que generó un clima de confrontación con la facción oficial, liderada por Mario Nadalich y conocida como "Los dueños de Avellaneda". La rápida intervención policial logró evitar un posible enfrentamiento de consecuencias impredecibles en el estadio Libertadores de América - Ricardo Bochini.