Bullrich deja Seguridad: ¿Próximo paso en el Senado? El futuro político

Bullrich deja Seguridad: ¿Próximo paso en el Senado? El futuro político

Patricia Bullrich formalizó su salida del Ministerio de Seguridad, marcando el fin de un ciclo y el inicio de otro en su carrera política. A partir del 1° de diciembre de 2025, dejará su cargo actual para asumir como senadora nacional el 10 de diciembre, representando a La Libertad Avanza.

Un balance de gestión

En su carta de renuncia al presidente Javier Milei, Bullrich agradeció la confianza depositada en ella para liderar la seguridad de la nación. Destacó el mandato de "cuidar a los argentinos, cuidar a quienes nos cuidan, enfrentar al crimen con decisión y recuperar el orden en las calles" como la guía de sus acciones durante su gestión. La ex ministra también resaltó la importancia de la doctrina de seguridad y orden que, según ella, prevalece actualmente en el país.

El futuro en el Senado

Bullrich reafirmó su compromiso de defender los valores compartidos y las reformas impulsadas por el presidente Milei desde su nuevo rol en el Senado. Entre estos valores, mencionó instituciones fuertes, ley, orden y un país donde los ciudadanos puedan vivir y progresar en libertad. Su reemplazo en el Ministerio de Seguridad será Alejandra Monteoliva, quien se desempeñaba como su virtual viceministra.

El fin del Nunca Más y la designación de un militar en Defensa

La salida de Bullrich del Ministerio de Seguridad y el cambio de rumbo en la política de defensa, con la designación de un militar en actividad como ministro, marcan un punto de inflexión en la relación entre el gobierno y las Fuerzas Armadas. Esta decisión ha generado controversia y debate sobre el futuro del consenso democrático en torno al "Nunca Más" y la memoria de las violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar. El nombramiento de Carlos Alberto Presti como Ministro de Defensa, un militar en actividad, rompe con la tradición democrática de subordinación civil de las fuerzas armadas. Para algunos analistas, esto representa un giro peligroso que podría socavar los avances logrados en materia de derechos humanos y memoria histórica.