¡Adiós al Aporte Obligatorio a INACAP! ¿Qué Significa para el Comercio?

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Fin de la Obligatoriedad del Aporte a INACAP: Un Respiro para los Comercios

A partir de junio, los comercios de toda Argentina ya no están obligados a realizar aportes al Instituto Argentino de Capacitación Profesional y Tecnológica para el Comercio (INACAP). Esta medida, que transforma la contribución en voluntaria, representa un cambio significativo para el sector mercantil, que hasta ahora destinaba un porcentaje de sus salarios al instituto.

El INACAP, creado en 2008, recaudaba aproximadamente $70.000 millones anuales a través de estos aportes obligatorios. Hasta el momento, los convenios colectivos incluían cláusulas que imponían estas contribuciones, incluso a empleadores no afiliados ni asociados a las cámaras empresariales. El sector mercantil empleaba a 1,2 millones de trabajadores registrados, lo que generaba un flujo constante de recursos para el INACAP, estimado en $5.600 millones mensuales.

¿Cómo Funcionaba el Aporte Obligatorio?

Los empleadores debían pagar un equivalente al 0,50% del salario inicial de un trabajador en la categoría Maestranza “A”. En marzo, este aporte ascendía a $4.725,02 por empleado, ajustándose con cada paritaria de Comercio, independientemente de si los empleados recibían capacitación o no. La falta de pago podía derivar en intimaciones y acciones legales.

Un Debate Abierto: Ventajas y Desafíos de la Voluntariedad

Si bien la eliminación del aporte obligatorio es celebrada por muchos comerciantes que ven una reducción en sus costos, también plantea interrogantes sobre el futuro de la capacitación en el sector. El decreto 149/2025, que oficializa este cambio, genera un debate sobre cómo se reemplazarán los servicios de formación, especialmente para las pymes, que podrían tener dificultades para financiar la capacitación de sus empleados de forma individual.

Asimismo, existe preocupación por la posible desarticulación de las gremiales empresarias, que dependían en gran medida de estos fondos. Se pone en duda la sostenibilidad de programas de formación sin el flujo constante de recursos que proporcionaba el INACAP.

  • Ventajas: Reducción de costos para los comercios, mayor libertad en la elección de programas de capacitación.
  • Desafíos: Posible disminución en la oferta de capacitación, dificultad para las pymes en financiar la formación, posible desarticulación de gremiales empresarias.

El futuro de la capacitación en el sector comercial es incierto, pero este cambio representa una oportunidad para repensar las estrategias y buscar alternativas innovadoras que garanticen la formación continua de los trabajadores.