Emoción en La Bombonera: Ovación a Nacho Russo en Memoria de su Padre

Emoción en La Bombonera: Ovación a Nacho Russo en Memoria de su Padre

La Bombonera vibró con un sentimiento especial. No solo por el partido, sino por un emotivo homenaje a Miguel Ángel Russo, el recordado DT, a través de su hijo Nacho. El grito de "Olé, olé, olé, olé, Russooo, Russooo" resonó en el estadio, esta vez dedicado a Nacho, jugador de Tigre.

Aunque Nacho vestía la camiseta de otro club, la hinchada de Boca priorizó el lazo filial, reconociendo en él al hijo de Miguelo. Nacho, visiblemente conmovido, agradeció el gesto levantando las manos al cielo.

El delantero también se encontró con viejos conocidos: jugadores y el cuerpo técnico liderado por Úbeda, quienes compartieron momentos con su padre. Incluso el árbitro del partido, Darío Herrera, se acercó a saludarlo afectuosamente.

Un Legado Imborrable

La emoción se apoderó del DT interino de Boca tras el abrazo con Nacho. Los recuerdos de Miguel, su pasión y dedicación, afloraron en cada rincón del estadio. La hinchada coreó "que de la mano, de Miguel Russo, toda la vuelta vamos a dar...", reafirmando el legado de Russo en el club, el mismo que inició el camino hacia la Libertadores 2026 y los playoffs.

Riquelme y Miguel Russo: Una Relación Especial

En la previa al encuentro entre Boca y Tigre, Nacho Russo recordó la relación de su padre con Juan Román Riquelme, presidente del club. Destacó los gestos de apoyo y reconocimiento que Román tuvo hacia Miguel en sus últimos tiempos. "No podíamos creer el trato que tuvieron hacia él, no solo los jugadores sino la comisión directiva y todo el mundo", expresó Nacho. "Tenían una relación especial, un poco Román se lo devolvió con todos los gestos que tuvo, que hay muchos más pero son muy personales, quedan puertas adentro. Pero los gestos que tuvo él eran para sacarse el sombrero".

Nacho resaltó la inmensa pasión de su padre por el fútbol y su deseo de seguir dirigiendo hasta el final. "Él quería estar ahí. Nosotros sabíamos que si él no dirigía no iba a estar feliz, era peor. Ojalá hubiese durado mucho más tiempo sin dirigir pero no sé si era lo que él quería, él quería irse dirigiendo".

Finalmente, recordó el gol que marcó a Newell's días después del fallecimiento de su padre: "A mi novia, que es con la que más hablo y está todo el tiempo conmigo, yo le decía 'voy a jugar, voy a hacer un gol', jugaré 20 o 30 minutos pero voy a hacer un gol por él". Un gol que fue mucho más que un gol: un homenaje sentido a un padre que dejó una huella imborrable en el fútbol argentino.