Más de 150 estudiantes de quinto año del Colegio Santa María de Godoy Cruz enfrentan severas sanciones tras incidentes ocurridos durante la celebración del "Último Último Día" (UUD). La institución educativa decidió dejar libres a los alumnos involucrados en los destrozos de un aula, lo que significa que deberán rendir todas las materias en febrero, independientemente de su desempeño académico previo.
La medida, que implica la aplicación de 20 amonestaciones (reducibles a 14) y la realización de trabajos de reparación entre el 12 y el 18 de diciembre, ha generado un fuerte rechazo por parte de los padres. Estos argumentan que la sanción es desproporcionada y no individualiza las responsabilidades, afectando incluso a estudiantes con todas las materias aprobadas.
"No tuvimos una apertura por parte del colegio para llegar a esta instancia", expresó una madre, reflejando el sentir general de los padres que se manifestaron frente al colegio en calle Belgrano. Otro padre criticó el impacto económico de la medida, sugiriendo que podría haber motivaciones financieras detrás de la severidad de la sanción.
Los padres esperaban reunirse con las autoridades del colegio para buscar una solución que morigere las sanciones, considerando que la medida aplicada a todos los alumnos no toma en cuenta las circunstancias individuales. A pesar de reconocer los destrozos, insisten en que las 20 amonestaciones son exageradas y que se debería haber evaluado cada caso por separado.
Reclamo de los Padres
La protesta frente al Colegio Santa María refleja la creciente tensión entre la institución y las familias de los alumnos sancionados. Los padres exigen una revisión de la medida y un trato más justo para sus hijos, mientras que el colegio defiende la necesidad de mantener la disciplina y responsabilizar a los estudiantes por sus actos.
El "Último Último Día" y sus Consecuencias
El incidente en el Colegio Santa María pone de manifiesto los desafíos que plantea la celebración del "Último Último Día", una tradición estudiantil que a menudo deriva en desmanes y actos vandálicos. Las autoridades educativas y los padres deben trabajar en conjunto para encontrar formas de celebrar el fin de ciclo escolar de manera responsable y segura, evitando situaciones que pongan en riesgo la integridad de los estudiantes y el patrimonio de las instituciones.